Quinto Sertorio y su guerra contra Sila



Quinto Sertorio fue un gran general. No solo fue capaz de derrotar en Hispania a Metelo y al mismísimo Pompeyo Magno, sino que representó la principal resistencia a la dictadura de Sila desde el exilio. Lo hizo con pocos hombres, y logró victorias llenas de astucia y liderazgo. Aun así, su fama actual no es equiparable a la de otros generales que guerrearon en Hispania.

Y eso que Plutarco lo llega a comparar con personajes tan relevantes como Filipo de Macedonia o el gran Aníbal Barca. Curiosamente, los tres generales compartían la característica de ser tuertos. El historiador griego dice que Sertorio 'fue más casto con las mujeres que Filipo, más moderado respecto a los enemigos que Aníbal, no inferior a ninguno de éstos en inteligencia pero a todos en fortuna'.

¿Cuáles fueron entonces las hazañas de Quinto Sertorio? ¿Cómo consiguió este general vencer a Pompeyo el grande? ¿Era Sertorio un héroe, o más bien un traidor a Roma?



La guerra civil entre Mario y Sila


Como siempre, primero conviene ponerse en situación. En el siglo I a. C. la República romana vivía un período de crisis. En aquella época dos facciones políticas dominaban Roma: los optimates y los populares. Los primeros eran la casta más rancia y defensores de las viejas costumbres; los segundos defendían una política más popular, aunque en realidad sus ideas no dejaban de ser una herramienta para ascender en el cursus honorum o carrera política.

Tras la Guerra Social que enfrentó a Roma con sus aliados itálicos, la guerra civil estalló en Roma. Sila, de los optimates, había iniciado una expedición contra Mitrídates VI Eupator, pero Mario, popular, consiguió que se le entregara el mando de la campaña contra Mitrídates. Sila, antiguo lugarteniente de Mario, no aceptó la decisión y decidió marchar con sus legiones contra Roma.

Curiosamente, Mario fue víctima de sus reformas militares. Como vimos en el artículo sobre este tema, los legionarios se debían ahora a su general y no tanto a la República. De modo que Sila pudo ocupar la ciudad derrotando a Mario y Sulpicio. Cayo Mario, eso sí, logró sobrevivir y escapar a África.

Mario y Sila.

Resuelto el problema, Sila volvió a marchar a la guerra contra Mitrídates. Pero la guerra civil pronto se volvió a reanudar. Para no extendernos con este asunto, lo importante es concluir que el vencedor final de todo este conflicto fue Sila. Y sobre todo, que Sertorio era del bando contrario. O sea, de los populares.

Éste es el contexto, pues, en el que surgió el conflicto entre Sertorio y la dictadura de Sila. Nuestro protagonista había logrado el cargo de pretor en el año 83 a. C. Y viendo que las cosas se ponían de cara para Sila, Sertorio prefirió marcharse a tiempo a Hispania para ponerse al mando de su provincia.


"Sertorio se marchó a Hispania antes de que Sila consiguiera el poder en Roma".


Pero cuando Sila consiguió el poder, destituyó de sus cargos a todos su rivales, entre los que estaba Sertorio. Éste, rebelde, se negaba a devolver el mando de la Hispania Citerior. La guerra en Hispania comenzaba.

¿Quién era Quinto Sertorio?


Sertorio era un homo novus u hombre nuevo. Esto significa que, al igual que Cayo Mario, pertenecía a una familia destacada pero no romana -aunque con la ciudadanía romana- que se abría camino por primera vez en la carrera política de Roma. Se cree que nació en el 124 a. C. en la ciudad sabina de Nursia, ubicada a 185 kilómetros de la Ciudad Eterna.

Según Plutarco, Sertorio era un gran orador pero sobre todo un gran militar. Que era un tipo duro lo demuestra el hecho de que en el 105, tras el desastre de Arausio, sobrevivió lanzándose al Ródano con heridas abiertas y consiguiendo atravesarlo con su equipo.

Pero además de duro, era hábil y astuto. En la guerra contra cimbrios y teutones ganó condecoraciones y promoción por ir disfrazado a espiar al enemigo. Y algo parecido hizo cuando fue tribuno militar en la Hispania Citerior.

Quinto Sertorio con su cierva blanca.

Allí, una noche, los pobladores de Castulo atacaron y asesinaron a muchos soldados republicanos. Sertorio sobrevivió y, tras reorganizar a sus tropas, volvió a tomar el control de la ciudad y exterminó a todos los hombres en edad de ir a la guerra. Entonces vistió a sus hombres con las ropas de los muertos y tomó Iliturgi engañando a la guardia, que confundió con sus guerreros a los hombres de Sertorio.

Gracias a estas hazañas, Sertorio consiguió el cargo de cuestor. En la guerra social continuó demostrando su valentía y liderazgo, aunque asumió unos riesgos personales que le costaron uno de sus ojos.

Cuando Sertorio marchó a Hispania tras ser nombrado pretor, por tanto, era ya un general con experiencia, capacidad de liderazgo, prestigio e inteligencia militar. Y además, ya conocía Hispania.



La guerra llega a Hispania


Aun así, en Hispania las cosas no empezaron demasiado bien para Sertorio. Aunque el sabino disponía de unos 9.000 hombres, el procónsul Cayo Annio Lusco fue enviado a Hispania con unos 20.000 hombres y Sertorio fue perdiendo terreno y se retiró hacia el sureste. Al final Sertorio embarcó en Carthago Nova y marchó con sus tropas a Mauritania.

Allí, aliado con los piratas cilicios, Sertorio volvió a sufrir otra derrota naval ante Annio. Pero en el 81 a. C., por fin, logró su primera victoria desde que saliera de la península itálica. El general derrotó a Ascalis y tomó Tingis en Mauritania, lo que le permitió invernar allí y subir la moral de sus tropas.

Pompeyo celebrando un triunfo.

La suerte de Quinto Sertorio mejoró a partir del invierno del año 80 a. C. Una delegación de lusitanos pidió al general que regresara a la península ibérica para combatir a un gobernador represor. Sertorio aceptó y logró reunir un ejército que mezclaba indígenas lusitanos con legionarios romanos.

Según Plutarco, las tropas de Sertorio estaban formadas por 2.600 legionarios, 700 libios, 4.000 lusitanos de infantería ligera y 700 jinetes de caballería mixta. En total, el ejército del general sabino no sumaba 10.000 hombres. Eran muy pocos comparados con los 120.000 que debían de reunir los generales de Sila en España.

Sertorio, un líder romano al frente de Hispania


Pero lo sorprendente es que a partir de entonces las victorias de Sertorio no pararon de sucederse. Derrotó a varios gobernadores de las dos provincias de hispania -la citerior y la ulterior, o la más cercana y la más lejana- y su poder en la península ibérica no paró de crecer.

Un ejemplo del poder de Sertorio en Hispania es que incluso llegó a crear un senado con 300 hombres. También fundó una escuela en Osca -Huesca- en la que los alumnos de la élite hispana aprendían latín y griego.

Portada del libro 'Sertorio' de Adolf Schulten.


Se dice que cuidó especialmente a las aristocracias, e incluso contaba con una guardia de guerreros celtíberos. Para causar la admiración de los hispanos, el general sabino domesticó una cierva blanca y aseguraba que el animal le traía mensajes de los dioses.



Sertorio contra Pompeyo


Viendo el poder que estaba logrando Sertorio en Hispania, el Senado romano envió a la península ibérica a Pompeyo Magno. Pero nuestro protagonista fue capaz, también, de derrotar a uno de los militares más prestigiosos de la Antigua Roma.

Lo consiguió en la batalla de Lauro con una hábil estratagema. Sertorio decidió sitiar la ciudad en el 76 a. C. y Pompeyo acampó con su ejército cerca de su enemigo. Pompeyo se jactaba de haber bloqueado a Sertorio entre su ejército y las murallas de la ciudad, pero la verdad es que Sertorio había dejado seis mil hombres en el campamento que se encontraba por detrás de la posición de Pompeyo. Éste, por tanto, no tuvo más remedio que ver impotente el asedio que llevaba a cabo el general sabino.

El final de Sertorio


Pero al año siguiente se produjo un hecho decisivo para el devenir de los acontecimientos. Y es que Metelo derrotó a Hirtuleyo -legado de Sertorio- en Itálica. Pompeyo también derrotó a Perperna -otro subordinado de Sertorio- cerca de Valencia y, recuperada la confianza, decidió atacar al general sabino. Y entonces se produjo la batalla de Sucro.

Sertorio aceptó la batalla porque sabía que Metelo se acercaba y el tiempo jugaba en su contra. La batalla no tuvo un vencedor claro, pero Sertorio tuvo que retirarse al día siguiente por la llegada de las legiones de Metelo.

A partir de aquí comenzó el declive para Sertorio. Poco a poco, Pompeyo y Metelo fueron haciéndose con el control de la mayor parte de Celtiberia. Y además, Sertorio vio que su objetivo de que se reconociese la República legítima resultaba inalcanzable.


"Metelo y Pompeyo tuvieron que unirse para acabar con Sertorio".


Sertorio entonces abandonó sus buenas costumbres y se dio a la bebida y a las mujeres. Sus tropas perdieron la confianza en él y Perperna se encargó de propagar rumores sobre su general para desprestigiarlo.

La muerte de Sertorio llegó en el 72 a. C. Perperna organizó una fiesta para su general y la aprovechó para asesinarlo a él y a sus hombres cuando estaban borrachos. Muerto Sertorio, Pompeyo no tuvo problemas para vencer a Perperna, que fue hecho prisionero y ejecutado.


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