Viriato, el héroe lusitano



Hispania era un territorio difícil. Roma había llegado a la península ibérica en el 218 a. C., pero tardó casi dos siglos en dominarla por completo. Celtíberos, cántabros, astures y lusitanos se enfrentaron con arrojo y tenacidad a la potencia que dominaba occidente.

Si hubo un líder hispano que destacó sobre el resto, ése fue Viriato. El lusitano puso en auténticos aprietos a los romanos. Con menos hombres pero usando el terreno a su favor infligió severas derrotas a ejércitos que le superaban en número. Pero, ¿quién era Viriato? ¿Por qué se produjeron las Guerras Lusitanas?

El origen de las Guerras Lusitanas


Las Guerras Lusitanas tuvieron lugar porque las tierras y la riqueza se distribuían de manera desigual en la sociedad indígena. Para poder abastecerse, parte de la población necesitaba llevar a cabo campañas de saqueo y pillaje en tierras vecinas. Visto así, uno puede pensar que Roma no pintaba nada en estos conflictos. Que al fin y al cabo eran disputas entre vecinos hispanos. Pero el problema con Roma surgió porque la ciudad del Tíber ya dominaba algunas de estas tierras.

El primer incidente importante se produjo en el año 154 a. C. Un caudillo lusitano llamado Púnico realizó incursiones contra Hispania Ulterior. El cuestor Terencio Varrón se enfrentó a él, pero Púnico y sus hombres lo derrotaron. Las consecuencias fueron nefastas para Roma, pues seis mil hombres y el propio Terencio Varrón murieron. Por supuesto, Roma no se quedaría de brazos cruzados.

Estatua de Viriato en Zamora. La inscripción reza 'Terror romanorum'.

Dos años después las tornas cambiaron. Para detener las incursiones de los lusitanos, Atilio Serrano, pretor de Hispania Ulterior, tomó la ciudad más importante de los lusitanos: Oxtracas. Los hispanos sufrieron 700 bajas y, derrotados, firmaron la paz. Pero la guerra no había terminado. En realidad, apenas había empezado.

Galba engaña a los lusitanos


Porque el año siguiente, en el 151 a. C., tuvo lugar un hecho tan vil y rastrero que escandalizó incluso a los propios romanos. Las campañas que habían llevado a cabo el pretor Galba y el cónsul Lúculo obligaron a los lusitanos a solicitar la renovación del tratado de paz firmado con Atilio.

En la negociación Galba les prometió tierras, aunque en realidad era una trampa. Galba consiguió reunir a los lusitanos y les dijo que, al ser amigos y aliados de Roma, debían dejar las armas. Pero cuando las dejaron, el pretor ordenó rodear y ejecutar a los lusitanos. Murieron familias enteras y solo se salvaron unos pocos. Según Apiano, Viriato fue uno de los supervivientes de esta masacre.

Viriato, de pastor a caudillo


¿Quién era Viriato? Poco se puede asegurar sobre sus orígenes. Según Apiano, nuestro protagonista era un noble. Pero para otros autores, como Tito Livio, primero formó parte de una tribu de pastores y después se convirtió en cazador, bandido y caudillo militar. Sea como fuere, lo que sí sabemos con certeza es que encabezó la resistencia lusitana tras la matanza perpetrada por Galba.

Viriato destacó por utilizar la táctica de la guerrilla contra los romanos. El lusitano contaba con menos hombres que su enemigo y debía evitar enfrentamientos en campo abierto. En ese terreno, los romanos saldrían ganando. Por eso Viriato se decidió por la táctica de guerrilla y, vistos los resultados, acertó.

Los lusitanos lo eligieron como caudillo gracias a una primera hazaña de Viriato contra los romanos. Cuando nuestro protagonista tan solo era un guerrero más, los lusitanos se encontraban en Turdetania. Pero el pretor Cayo Vetilio, que tenía 10.000 hombres a sus órdenes, acabó con los forrajeadores enemigos. Los lusitanos, acorralados, no tuvieron más remedio que enviar emisarios a Vetilio para negociar la paz. Fue entonces cuando emergió la figura de Viriato.

Mapa de Hispania en el siglo II a. C.

Porque Viriato ya no se fiaba de los romanos. Después de lo sucedido con el acuerdo con Galba, ¿quién podía confiar en ellos? Por eso Viriato habló con sus compañeros y les indicó que siguieran sus instrucciones. Si lo hacían, él les sacaría de aquel aprieto.

Cuando los lusitanos aceptaron la propuesta, Viriato puso en marcha su plan. Formó la infantería frente a los romanos, pero delante situó a mil jinetes entre los que se encontraba él mismo. Viriato no buscaba una batalla en campo abierto y lo demostró enseguida. Cuando dio la señal, los infantes que estaban tras la caballería se dispersaron. Su plan consistía en huir a través de caminos y matorrales hasta llegar a la ciudad de Tríbola. Y lo consiguieron.


"Viriato no se fiaba de los romanos. Les dijo a los demás que, si le seguían, él les sacaría del aprieto".


¿Qué hacían los romanos mientras tanto? Uno puede pensar que deberían haber perseguido a los lusitanos que huían. Pero la verdad es que no pudieron porque Viriato hizo bien su trabajo. Las cargas constantes de sus mil jinetes mantuvieron ocupados a los hombres de Vetilio. Y tras dos días en esta situación, una vez Viriato supo que los infantes habían llegado a Tríbola, ordenó dar media vuelta con sus jinetes y reunirse con la infantería en esta ciudad. Los romanos fueron más lentos y no pudieron alcanzar a sus enemigos.

Pero la mala suerte de Vetilio no había terminado. Cerca de Tríbola Viriato le tendió una emboscada que provocó 4.000 muertes romanas. Entre los caídos estaba el propio Vetilio. Los lusitanos lo mataron al pensar que se trataba de un legionario más, pues lo vieron viejo y gordo, y creyeron que era un hombre que no merecía la pena.

Aliado y amigo del pueblo romano


Las Guerras Lusitanas continuaron. Viriato dio buena cuenta varios líderes romanos más, pero el episodio más relevante tuvo lugar contra el procónsul romano Fabio Máximo Serviliano. El líder romano contaba con dos legiones, dos alae, 1.600 jinetes y varios elefantes. Era una fuerza militar importante que revelaba el respeto que los romanos ya tenían a Viriato.

Con semejante fuerza militar, Serviliano logró expulsar a Viriato de la Ulterior y puso asedio sobre la ciudad lusitana de Erisana. Pero Viriato volvió a demostrar su genio militar. Actuó con sus hombres por la noche y se metió en la fortaleza militar de esta ciudad. Por la mañana sorprendió a los romanos, pues hizo una salida y cargó con sus hombres contra los romanos. Serviliano, a pesar de su potente ejército, fue derrotado y tuvo que rendirse para salvar la vida de sus hombres. Aunque las condiciones de paz de Viriato no fueron demasiado exigentes, los romanos estuvieron obligados a reconocerlo como aliado y amigo del pueblo romano. Viriato ya era un auténtico héroe lusitano. Su leyenda crecía.

Muerte de Viriato (José de Madrazo).

Pero la paz no duró mucho. Roma no tardó en derogar el tratado y nombró a un nuevo procónsul para hacer la guerra a los lusitanos. Quinto Servilio Cepión, nuevo gobernador de Hispania Ulterior, estaba empeñado en que las cosas no quedaran así. Para Cepión, las condiciones de paz firmadas con los lusitanos no eran propias de una potencia como Roma. Necesitaba terminar con la situación de paz, y por eso se dedicó a provocar a sus enemigos.

La muerte de Viriato


Cepión terminó logrando su objetivo. En el año 140 a. C. volvió a declararse la guerra y derrotó a Viriato. El romano disponía de un ejército muy superior en número al del lusitano, y gracias a él consiguió expulsar a Viriato de la provincia Ulterior.

El líder lusitano estaba debilitado y no le quedó más remedio que volver a negociar con los romanos. Y éstos, incapaces de vencer a nuestro protagonista en su terreno, sabían que necesitaban acabar con Viriato como fuera para terminar por fin con la resistencia lusitana. Para negociar la paz, Viriato envió a tres de sus consejeros, nativos de la ciudad de Urso, a hablar con Cepión. Sus nombres eran Audax, Ditalcón y Minuro. Pero resultaron ser unos traidores, pues aceptaron el soborno de Cepión.

Cuando volvieron de su reunión, Viriato dormía. Aprovecharon entonces para entrar en su tienda y clavarle un puñal en el cuello. Una vez muerto el héroe lusitano, la resistencia de este pueblo hispano no tardó en desaparecer. La figura de Viriato, eso sí, se convirtió en leyenda.

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