¿Por qué se dice craso error?



Se dice 'craso error' cuando cuando alguien ha metido la pata hasta el fondo. Como se sabe, la expresión alude a un gran error o a una tremenda equivocación. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué la decimos? ¿De dónde viene la palabra craso?

La expresión 'craso error' procede de la Antigua Roma. A mediados del siglo I a. C., Marco Licinio Craso era uno de los tres hombres más poderosos de Roma. Pompeyo, Julio César y el propio Craso formaban el primer triunvirato que se había convertido en una lucha descarnada por alcanzar el poder absoluto. Pero la estrategia de Craso para conseguir imponerse a sus dos competidores terminó en un gran error. ¿Cuál fue?

Mientras que Pompeyo y Julio César habían logrado prestigio con victorias militares, Craso, el hombre más rico de Roma, apenas había destacado en ese terreno. Pompeyo había crecido como militar en Hispania y en su victoria contra los piratas Cilicios. Julio César podía acreditar, nada más y nada menos, la conquista de la Galia. Pero, ¿Craso? ¿Dónde quedaba su prestigio militar en una Antigua Roma tan belicosa?

Al triunviro le había costado más de la cuenta acabar con la rebelión de gladiadores que lideró Espartaco. Y solo cuando llegó Pompeyo en su ayuda pudo sofocar el levantamiento de forma definitiva. Parecía claro que esto no era bagaje suficiente frente a la experiencia militar de los otros dos triunviros. Por eso Craso decidió que llevaría a cabo una conquista militar que le situaría de forma indiscutible como el hombre más poderoso de Roma.

Trajano.

A por la conquista de Partia


Quizá con la intención de emular al gran Alejandro Magno, Marco Licinio Craso resolvió que su objetivo sería extender por oriente los dominios de Roma. El triunviro puso sus ojos en Mesopotamia y se dirigió hasta allí con varias legiones. Los partos, que tenían un pacto con Roma, no parecían un enemigo difícil, pues las legiones ya habían aplastado los reinos de Ponto y Armenia. Pero Craso se equivocó. Cometió un craso error.

Y eso que las cosas comenzaron bien para los intereses de Craso. El triunviro consiguió reunir un ejército de más de 40.000 hombres. Craso cruzó el Éufrates, entró en Mesopotamia y conquistó varias ciudades con facilidad. Además, el rey armenio Artavasdes se ofrecía para ayudarle ante el rival común. Todo parecía marchar bien.

Pompeyo el Grande.

Los numerosos errores de Craso


Pero las cosas se torcieron. Craso no aceptó la ayuda de Artavasdes, seguramente para no tener que compartir el botín con él tras la victoria. Y además el general decidió que invernarían en Siria para esperar a su hijo, que llegaría con un refuerzo de mil jinetes. No fue una buena decisión, pues esto permitió a los partos prepararse para la invasión.

Y Craso continuó cometiendo errores. Aceptó la ayuda de Ariamnes, un cacique árabe que le recomendó meterse en el desierto en lugar de avanzar junto al Éufrates para tener abastecimiento de agua. Ariamnes, que en realidad era leal a Partia, le contó que los partos estaban desorganizados y débiles. Obviamente era mentira.


La batalla de Carrhae


La batalla que pasó a la historia se libró cerca de la ciudad de Carras -actual Turquía-. Los partos no eran muchos, pues el rey de Partia Orodes II había decidido dividir su ejército, dejando a Surena con solo 10.000 hombres. Como Craso contaba con unos 40.000 hombres, el objetivo parto parecía ser, a priori, retrasar a los romanos. ¿Por qué fracasó entonces Craso?

El triunviro no hizo caso a su general Casio, quien le recomendó formar en el campo de batalla con la caballería en los flancos y la infantería en el centro, y decidió que formarían en cuadrado para no ser desbordados por el centro. Pero Surena lo vio claro y ordenó que sus arqueros rodearan a los romanos. La combinación de los arqueros y la caballería pesada parta -catafractos- fueron las claves de la victoria de Surena.

La legión perdida


La derrota romana fue total. Según el historiador griego Plutarco, murieron alrededor de 20.000 romanos y otros 10.000 fueron hechos prisioneros. No se sabe a ciencia cierta qué terminó sucediendo con estos últimos, pero se dice que parte de ellos formaron una legión a la que los historiadores romanos denominaron 'perdida'.

Los grandes errores se suelen pagar caros, y es lo que le terminó sucediendo a Craso. El general no solo murió en la supuesta negociación con los partos, sino que su cabeza y su mano fueron enviadas Orodes II.


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