La legión romana profesional de Cayo Mario




La legión romana no siempre fue profesional. Victorias en episodios tan célebres como la Segunda Guerra Púnica o el asedio de Numancia se consiguieron con ejércitos de ciudadanos que se costeaban sus equipos. Pero a finales del siglo II a. C. el cónsul Cayo Mario llevó a cabo una serie de reformas militares que terminaron siendo decisivas en la historia de Roma.

A partir de entonces se creó una nueva profesión: el legionario. Pero, ¿por qué fueron tan importantes las reformas de Mario? ¿Qué fue lo que obligó a Roma a tomar esta decisión? ¿Cuáles fueron los cambios militares que impulsó el cónsul?


Para poder entender el alcance de las reformas de Cayo Mario, conviene conocer primero la composición y el funcionamiento de la legión consular.


¿Quiénes formaban la legión?


Aproximadamente a partir del año 300 a. C. y hasta finales del siglo II a. C. los legionarios romanos eran milicias ciudadanas que se pagaban sus equipos. Era necesario tener unos ingresos mínimos para poder alistarse, por lo que los proletarios -las clases más bajas- no solían participar en la guerra. Solo lo hacían en situaciones excepcionales y desesperadas, como por ejemplo la que sufrió Roma tras su derrota en Cannae ante el ejército de Aníbal.

Lo que movía a los romanos a alistarse era su patriotismo y la necesidad de defender sus tierras. La creencia de la época era que solo quienes poseían bienes que defender lucharían con el arrojo necesario en una batalla. Como las campañas solían ser cortas -de unos tres meses-, los legionarios volvían en verano a sus tierras para recoger la cosecha. Y tras volver a sembrar, ya estaban listos para participar en otro conflicto.


De izquierda a derecha: hastatus, velite, triarius y princeps. (J. Redondo).


¿Cuántos hombres formaban una legión?


En la legión romana de esta época la unidad militar básica era el manípulo. Cada manípulo estaba formado por dos centurias. Y cada centuria eran unos ochenta hombres. Una legión la formaban treinta manípulos, lo que nos da un total de alrededor de 4.800 legionarios en cada una de ellas.

A estos había que sumarles los velites y la caballería. Los primeros eran soldados de infantería ligera y aportaban unas 1.200 unidades. Los segundos eran unos 300 jinetes.

¿Cómo formaba la legión en el campo de batalla?


Como una imagen vale más que mil palabras, lo ilustramos en el siguiente gráfico.



Como se puede ver en el gráfico, la legión romana formaba en tres líneas -triplex acies - divididas por edades de diez manípulos cada una. Delante de estos treinta manípulos se situaban los velites, la infantería ligera. Vamos a explicar las características de cada una de estas líneas.

  • Velites: eran los primeros en entrar en la batalla. Su misión era debilitar al enemigo antes del choque principal y retirarse. Su equipo consistía en un escudo de mimbre, venablos y pieles de lobo para cubrirse. Eran unos 1.200 hombres.
  • Hastati: soldados entre dieciocho y veinticinco años. Llevaban scutum, casco, coraza, grebas, espada y pila (dos jabalinas pesadas con punta de hierro piramidal). Entre 1.200 y 1.600 hombres.
  • Principes: eran legionarios entre veinticinco y treinta y cinco años. Llevaban scutum, casco, coraza, grebas, espada y pila. Entre 1.200 y 1.600 hombres.
  • Triarii: eran los soldados más veteranos. Solo entraban en batalla en caso de necesidad. Si lo hacían, significaba que las cosas no iban bien. Llevaban una lanza en lugar de dos pila. Entre 600 y 800 hombres.


En cuanto a los símbolos militares, en esta época los romanos usaban como estandarte animales como el águila, el lobo, el jabalí, el caballo o el minotauro.


Portaestandartes de las legiones republicanas.

Las reformas de Cayo Mario


Pero a finales del siglo II a. C. el cónsul Mario llevó a cabo una serie de reformas militares.


  • Legión profesional: ante las dificultades para reclutar tropas, Mario tomó la decisión de alistar a los proletarios. Hasta ese momento los miembros de esta clase social no solían participar en las guerras, pues no disponían de recursos económicos para pagarse el equipo militar. Para poder reclutar a estas clases bajas, el cónsul hizo que el Estado pagase el equipo de cada legionario. A cada soldado se le pagaría un salario, y parte de ese sueldo se destinaría a pagar el equipo militar, que terminaría siendo propiedad del legionario.
  • La unidad militar básica sería a partir de ahora la cohorte. Cada cohorte estaba formada por seis centurias. Por tanto, cada cohorte contenía un total de unos 480 hombres. Cada legión tenía diez cohortes.

Legión completa en triplex acies tras las reformas de Mario (J. A. López Fernández y Claudio Fernández).

  • Como el Estado era el que pagaba el material militar, el equipo se uniformizó. Tener más o menos dinero para pagarse corazas o espadas ya no era relevante. Los hastati, principes y triarii desaparecieron.
  • Según Plutarco, Mario hizo una modificación en el pilum. El cónsul sustituyó uno de los dos remaches metálicos que unían la vara de hierro al asta por una espiga de madera. Con esto se conseguía que el pilum, al impactar en un escudo, se doblase y quedase inútil. De esta manera los legionarios se aseguraban de que el enemigo no cogía el pilum del suelo para lanzárselo a ellos.
  • Mario obligó a sus hombres a cargar con sus equipos. Gracias a esta reforma, la legión podía marchar con más rapidez, puesto que se reducía la longitud de la columna de marcha. Si antes de Mario las legiones marchaban a unos dos kilómetros por hora, tras su reforma lo harían a cinco. Por este motivo se llamó 'mulas de Mario' a los soldados de este cónsul.
  • A partir de Mario, la enseña de todas las legiones sería un águila esculpida en plata. Su portador, el aquilifer, era considerado el hombre más valiente de la legión.

La victoria de Mario en Aquae Sixtiae.

Las consecuencias de las reformas de Mario


Las reformas militares de Cayo Mario consiguieron crear una legión mejor. La cohorte, formada por 480 hombres, era más flexible que el manípulo. La formación habitual seguía siendo la triplex acies, en ajedrezado, pero ésta se podía modificar con mayor facilidad. Y gracias a que los legionarios cargaban con buena parte de su equipo, el ejército romano se desplazaba ahora más rápido. Además, todos los soldados estaban bien pertrechados, pues el equipo lo compraba el Estado.

Políticamente, la principal consecuencia fue que los generales obtendrían cada vez más poder. Los legionarios ya no eran ciudadanos que se pagaban su equipo y defendían su patria, sino asalariados que dependían de su general. Y por lo tanto los soldados eran más fieles a su general que a Roma. Se estableció una relación de clientelismo que permitió a generales como Sila o Julio César cruzar el Rubicón y marchar con sus legiones contra Roma.

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