Reseña de La Legión Perdida de Santiago Posteguillo



Se acabó lo que se daba. La Legión Perdida pone fin a la trilogía sobre el emperador Trajano del escritor Santiago Posteguillo. El autor valenciano, empeñado en recordar a personajes olvidados, decidió hace unos años que dedicaría tres novelas al primer emperador hispano de la historia de la Antigua Roma. Y visto el éxito obtenido y la calidad de los tres tomos, solo se puede concluir que Posteguillo lo ha hecho bien.

Si Los asesinos del Emperador narraba el ascenso de Trajano al poder, y Circo Máximo contaba la conquista de la Dacia, La legión perdida se centra en las campañas que emprendió Trajano en Partia. Pero el emperador hispano debía hacer frente a un enemigo temible. Mucho peor, incluso, que el propio ejército parto.

¿Qué podía ser más peligroso que las flechas de aquel enemigo tan terrible? Desde luego, nada que fuera humano. Pero sí un fantasma. Y ese fantasma existía: era el recuerdo de la legión perdida en el desastre de Craso 150 años atrás. Aquella derrota había dejado una huella indeleble en la memoria colectiva romana. ¿Cómo se enfrentaría Trajano a un enemigo como éste?

La novela más completa de la trilogía


La legión perdida es la novela más ambiciosa de Santiago Posteguillo. No lo digo porque contenga más de mil páginas, pues a eso ya estamos acostumbrados quienes seguimos al escritor valenciano. Pero sí lo señalo por todo lo que son capaces de narrar esas páginas. Lo primero que uno piensa cuando sostiene un 'tocho' de esa envergadura es que en él encontrará páginas y más páginas de relleno. Suele pasar. En cambio con La legión perdida no sucede eso. La novela deja la sensación de que todo está bien resumido y de que no sobra nada.

De manera que el grosor de la obra está justificado. En La legión perdida encontramos tramas en los cuatro grandes imperios de la época: el imperio romano, el imperio parto, el imperio kushan y el imperio chino de los han. También viajamos 150 años atrás en el tiempo para conocer lo que le sucedió a la Legión perdida de Craso. E incluso hay un trama que se aproxima a la situación de los cristianos de la época.

Santiago Posteguillo.

Una estructura impecable


Muchas cosas se cuentan, pues, en La legión perdida. ¿Significa esto que nos perdemos entre tanta trama y tanto personaje? La respuesta es no. Rotundamente, además. Y es que ésa es la mejor virtud de la novela de Santiago Posteguillo: la estructura es impecable.

La novela es entretenida de principio a fin. El escritor valenciano lo consigue con capítulos cortos y un lenguaje sencillo y directo. O sea, lo habitual en los libros de Posteguillo. Pensándolo bien, en realidad podría tratarse de una novela de relatos cortos, pues cada capítulo es entretenido por sí mismo. Pero esos capítulos breves forman parte de un todo perfectamente construido.

Busto del emperador Trajano.

Trajano y Adriano, polos opuestos


Literariamente, los personajes funcionan. La trilogía sobre Trajano recrea a un emperador decidido, valiente, carismático y que predicaba con el ejemplo. El hispano fue un militar y un conquistador, y como tal lo percibimos.

En cuanto a sus defectos, se le atribuyen muy pocos. El que se aprecia con más nitidez es su problema con el alcohol, pero en cualquier caso no es un defecto que se trate como algo que cambie el carácter ni la valía de Trajano. La obra de Posteguillo busca ensalzar la figura del emperador de Itálica, y esto se nota desde la primera página hasta la última.

Adriano.

A quien en ningún caso ensalza Posteguillo es al emperador Adriano. Quizá porque necesitaba un villano en la novela, el escritor valenciano nos presenta al sucesor de Trajano como un personaje frío, calculador y carente de empatía. El retrato que Posteguillo hace de Adriano contrasta con el que hizo Marguerite Yourcenar en su obra 'Memorias de Adriano', que recreaba a un emperador culto y sensible.

Sobre la controvertida recreación que Posteguillo hace de Adriano en La legión perdida, el escritor afirma que la propia Marguerite Yourcenar 'admite en entrevistas que cogió solo que le gustó del personaje'. Aunque literariamente es un personaje que funciona, da la impresión de que Posteguillo decide hacer justo lo contrario a lo que hizo la escritora belga y coger de Adriano solo lo que no le gusta.

Como más de mil páginas dan para mucho, La legión perdida presenta una buena colección de personajes. Me han gustado Lucio Quieto, Tamura, Druso, Aryazate, Fan Chun y Li Kan. Sobre todo estos dos últimos, que no solo sirven para acercarnos al imperio chino de los han, sino que además mantienen una relación personal que evoluciona.

Una novela de idiomas y viajes


Y cuando terminamos la novela, nos encontramos con cien páginas de apéndices. Aunque esto ya es habitual en las novelas de Posteguillo -nunca faltan los mapas de las batallas-, cobra especial relevancia en esta ocasión. La legión perdida es una novela que, como decía arriba, contiene tramas en los cuatro grandes imperios de la época.

Hay viajes y tramas que se cruzan, por lo que los idiomas se convierten en un aspecto importante de la novela. Decisivo, incluso. Por eso Posteguillo se esfuerza en incluir términos en latín, parto, sánscrito y chino clásico. Pero se añaden de manera que no cortan el ritmo de la narración. Y si uno quiere saber más, ahí tiene los apéndices.

La recomiendo si...


  • Buscas una novela histórica entretenida y ambiciosa.
  • Te gustan las novelas con acción y batallas.
  • No te importa que los hechos se interpreten de forma maniqueísta.

Nota: 7/10

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