Cannas, los motivos de la derrota



En agosto del año 216 a. C. el general cartaginés Aníbal Barca consiguió una histórica victoria contra Roma en Cannas. Fue un triunfo total y de aniquilación que supuso uno de los mayores desastres militares de la historia de Roma.

Lo sorprendente no es solo el número de bajas romanas tras la batalla. También es llamativo saber que Aníbal consiguió esta victoria perfecta casi con la mitad de efectivos que su enemigo y, además, en campo abierto. ¿Cómo fue posible?


Tendemos a creer que un ejército tan superior en número a su enemigo ganará la batalla por simple superioridad numérica. Pero aunque los romanos de aquella época debieron de pensar lo mismo, la verdad es que Aníbal se encargó de demostrarles que la cantidad no lo es todo. El cartaginés lo hizo tan bien que esta batalla se sigue estudiando en las academias militares.

Pero, ¿qué fue lo que hizo Aníbal? ¿Cómo se las arregló para conseguir esta célebre victoria? ¿Cuáles fueron los factores que decidieron la batalla de Cannas?

Aníbal, el terror de Roma


La batalla de Cannas se produjo durante la Segunda Guerra Púnica que enfrentó a Roma contra Cartago. A diferencia de lo que había sucedido en el primer enfrentamiento entre estas dos potencias mediterráneas, en esta ocasión Cartago pasó a la ofensiva.

Aníbal tenía planeado invadir la península itálica y lo hizo de manera eficaz. Tras cruzar los Pirineos y los Alpes, el cartaginés infligió varias derrotas a Roma, a cada cual más grave. Primero se impuso a su enemigo en una escaramuza a orillas del río Tesino; después, en Trebia, sorprendió a los romanos emboscando a dos mil jinetes que cayeron sobre la retaguardia enemiga; y más tarde, en el lago Trasimeno, tendió una emboscada perfecta a los hombres que dirigía el cónsul Flaminio.

Busto de Aníbal Barca.


La preocupación en Roma crecía, pues las bajas se contaban por miles y Aníbal continuaba en la península itálica. En Trebia, Roma había perdido más de 20.000 hombres. En Trasimeno las pérdidas habían sido de 15.000 muertos y 10.000 prisioneros. La situación, pues, era tan grave que los romanos decidieron nombrar dictador a Quinto Fabio Máximo.

Una guerra de desgaste


Aunque en la actualidad la palabra 'dictador' tiene un significado de connotaciones negativas, lo cierto es que en Roma se trataba de una magistratura. La Ciudad del Tíber recurría a este cargo en situaciones de crisis como la que atravesó tras perder varias batallas contra Aníbal.

Recordemos que en el período republicano cada año se elegía a dos cónsules, que eran quienes tomaban las decisiones militares. Pero a la hora de tomar decisiones, repartir el poder de esta manera podía suponer un lastre. Por eso el pueblo romano eligió dictador a Quinto Fabio Máximo. Y fue un acierto.

Estatua de Quinto Fabio Máximo.


El dictador planteó otra manera de enfrentarse a Aníbal. Había quedado demostrado que Roma no estaba en situación de vencer al cartaginés en una batalla, por lo que se imponía plantear el asunto desde otro punto de vista.

Fabio Maximo se dedicó a atacar los suministros de Aníbal al tiempo que evitaba presentar batalla. Esta estrategia de desgaste, que le ganó el sobrenombre de 'cunctator' -el que retrasa-, se demostró efectiva, pues Roma sí podía hacer frente a una guerra a largo plazo mientras que el general cartaginés no.

Pero desgraciadamente para los romanos el cargo de Fabio Máximo terminó a los seis meses y entonces se eligió a dos cónsules. Roma no había aprendido la lección y quería acabar con Aníbal de una vez. Gracias a la estrategia del dictador, eso sí, la Ciudad del Tíber había conseguido tiempo para reclutar un ejército numeroso.


Cannas, los datos del desastre


Para poder entender los motivos del desastre de Cannas, primero vamos a explicar brevemente qué es lo que sucedió en esta batalla. Nos centraremos ahora en los fríos datos para después analizar las causas que produjeron el desastre militar de Roma.

Si no tenemos en cuenta los que se quedaron en el campamento, los romanos presentaron batalla con 51.200 efectivos de infantería pesada, 19.200 de infantería ligera y solo 6.100 de caballería. En total, el ejército de Emilio Paulo y Terencio Varrón estaba formado por unos 76.500 hombres. Se trataba, pues, de un ejército muy numeroso.

Batalla de Cannas (Igor Dzis).


Por su parte, los púnicos presentaron un ejército muy inferior en número, con 26.000 hombres de infantería pesada, 9.000 de infantería ligera, 6.000 de caballería pesada y 4.000 de caballería ligera númida. En total, el ejército de Aníbal disponía de unos 45.000 soldados. Por tanto, había una diferencia de unos 32.000 hombres entre el ejército romano y el púnico en el campo de batalla.

Pero las cifras tras la batalla fueron desastrosas para Roma. Aquel día murieron 50.000 romanos y otros 10.000 fueron hechos prisioneros. Se cree que en Cannas murió casi el 90% de los romanos que participaron en la batalla. Los cartagineses sufrieron 8.000 bajas que correspondieron, sobre todo, a la infantería gala que Aníbal colocó en el centro de su formación. Los números hablan por sí solos.


Las causas de la derrota romana


¿Qué sucedió durante la batalla de Cannas para que las bajas romanas fueran tan escalofriantes ante un enemigo tan inferior en número? A continuación explicamos las causas de la derrota de Roma.


  • La experiencia: la diferencia de experiencia entre el ejército de Aníbal y el de Varrón y Paulo es uno de los factores a tener en cuenta para entender la derrota de Roma en Cannas. Como decíamos antes, Roma se presentó en esta batalla tras ser derrotada por el general cartaginés hasta en tres ocasiones. Esas derrotas no solo no habían sido incruentas, sino que habían provocado la pérdida de numerosas tropas a la República. Es decir, sus mejores soldados habían caído en Trebia y Trasimeno. Gracias a la estrategia de Fabio Maximo, Roma había podido reclutar otro ejército, pero la calidad y la experiencia de estas tropas dejaba mucho que desear. Frente a ellos se encontraba el heterogéneo ejército de Aníbal que seguía contando con la experta infantería libio-fenicia que había cruzado los Alpes y, por supuesto, con una caballería superior a la romana.

  • La caballería: precisamente otro de los aspectos fundamentales para entender el desenlace de la batalla son los jinetes. Roma había perdido a buena parte de ellos en las recientes derrotas ante Aníbal, por lo que acudió a Cannas con solo 6.100 jinetes en total. 1.600 de ellos formaban la caballería pesada romana, mientras que los otros 4.500 eran la caballería aliada. Además, el ejército de Aníbal, aunque inferior en infantería, superaba en caballería a Roma tanto en cantidad como en calidad. El púnico disponía en esta batalla de 6.000 jinetes de caballería pesada y otros 4.000 de caballería ligera númida. Aníbal, pues, podía hacer buen uso de su arma militar favorita.

"Aunque la infantería romana era muy superior en número, la caballería de Aníbal superaba en cantidad y calidad a la del enemigo".

  • El terreno: a priori, el terreno en el que se desarrolló la batalla parecía adecuado para los intereses de Roma, pero lo cierto es que resultó ser otro de los factores que propiciaron el desastre de Cannas. El campo de batalla estaba limitado por el río Aufidio y unas colinas, y los romanos contaban con un ejército demasiado numeroso como para desplegarse tal y como hacían habitualmente. Es decir, no cabían en el campo de batalla. Por eso modificaron su despliegue. Las centurias de hastati y princeps, en lugar de formar con diez legionarios de frente por seis de fondo -como solían hacer-, lo hicieron con cinco hombres de frente por doce de fondo. La idea de Roma era que su infantería aplastara a la de Aníbal y rompiera su formación. Pero tal y como planteó la batalla el general cartaginés, este despliegue no solo no permitió a la República aprovechar su superioridad numérica, sino que la condenó a una derrota por aniquilación.


  • Los generales: por supuesto, los generales son otro factor relevante a la hora de explicar la batalla. Los cónsules romanos Emilio Paulo y Terencio Varrón se turnaban en el mando del ejército. Un día le tocaba mandar a uno de los cónsules, y al día siguiente al otro. Esto que hoy en día nos puede parecer increíble era la manera de funcionar de la época. El día del desastre era el turno de Varrón, a quien las fuentes culpan de la derrota. Se dice que Emilio Paulo no quería combatir ese día. Aun así, hay opiniones para todos los gustos sobre este asunto. Pero sea como fuere, ninguno de los dos estaba a la altura de Aníbal, quizá el mejor táctico de todos los tiempos. El cartaginés logró unir a un ejército heterogéneo formado por africanos, hispanos y galos, y hacerlos funcionar como una auténtica máquina militar. Y mientras que Aníbal era un genio, sus rivales Paulo y Varrón estaban muy lejos de serlo.

Gráfico de la batalla de Cannas. Las legiones romanas quedan atrapadas en la bolsa de Aníbal.


  • El genio de Aníbal: pero si hubo un factor más determinante que el resto, ése fue sin duda el planteamiento de Aníbal Barca. El cartaginés buscó una victoria por aniquilación y la consiguió. Su planteamiento era arriesgado porque dependía de que los infantes hispano-galos aguantaran sin romper su formación, pero le salió perfecto. Aníbal situó a su caballería en los flancos y la infantería en el centro. Pero no los colocó en línea recta, sino que los hispano-galos del centro de la infantería se adelantaron formando una especie de media luna. Aprovechándose de la fuerza de la infantería romana en su favor, el púnico consiguió que sus galos del centro fueran reculando y perdiendo terreno ante el empuje romano. La media luna saliente se convirtió en una media luna hacia dentro. Lo que sucedió fue que los romanos quedaron atrapados en una bolsa, pues Aníbal había situado a sus mejores infantes -los libio-fenicios- en los flancos de la infantería. Cuando éstos se giraron 45º, avanzaron con sus picas y comenzaron a ejecutar a los romanos, que quedaron totalmente atrapados cuando la caballería de Aníbal -que había puesto en fuga a la romana- cerró el cerco por la retaguardia. Las legiones romanas quedaron encerradas y sin capacidad para moverse. Tal y como había buscado Aníbal, el mayor número de infantería romana no sirvió para nada y la carnicería fue total.

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