Claudio, el emperador culto



El emperador Claudio demostró al mundo que el aspecto físico no es tan importante. Que los feos, los tullidos y los defectuosos pueden llegar a lo más alto. Incluso, que pueden hacerlo mejor que muchos otros. Y que la cultura y la inteligencia son a menudo más relevantes que una cara bonita. Porque Claudio no era el más agraciado de Roma pero sí una persona culta e instruida. Y además de ser un superviviente, resultó ser un buen emperador.

Nuestro protagonista sufrió el desprecio de su familia porque tenía defectos físicos. Era tartamudo, cojo y sufría ataques epilépticos. Para colmo, tenía digestiones difíciles. Su madre llegó incluso a decir que era 'una caricatura de hombre' y 'un aborto de la naturaleza'. Los historiadores clásicos tampoco fueron demasiado generosos con él. Lo presentaron como un ser ridículo, temeroso e incapacitado para la vida imperial. Pero nada más lejos de la realidad: el emperador Claudio era un hombre sabio y erudito. Y según Dión Casio, 'tenía una inteligencia poco común, porque se mantenía constantemente instruido'.


Historiador y apasionado de la lengua etrusca


A Claudio le encantaba la historia. No solo la estudió durante toda su vida, sino que además escribió en latín una historia de Roma en 43 libros. También le apasionaban la cultura y la lengua etruscas, sobre las que escribió veinte libros. Por tanto, Claudio no era precisamente un analfabeto. Quería aprender, tenía curiosidad. Pero sus defectos físicos parecían brillar más que cualquier libro que pudiera escribir. Los historiadores clásicos no respaldaban su política populista, lo que les animó a ridiculizar todavía más la imagen de Claudio. Pero el tío de Calígula, a pesar de todo, gobernó con acierto durante trece años.

Antonia la menor.

Su nombre completo era Tiberio Claudio César Augusto Germánico. Nació cuando gobernaba Augusto, el 1 de agosto del año 10 a. C. Fue el primer emperador no nacido en la península itálica -no, Trajano no fue el primero-, pues nació en Lugdunum (actual Lyon), en la Galia. Su padre, llamado Nerón Claudio Druso el Mayor, era hermano de Tiberio e hijo de Livia, la mujer de Augusto. Y su madre, Antonia la Menor, era hija de Marco Antonio y Octavia. Así que la madre de Claudio era sobrina del emperador Augusto.

Los pretorianos lo eligieron emperador


Las fuentes clásicas dicen que, tras el asesinato de Calígula, un centinela encontró a Claudio escondido tras unas cortinas de palacio. Claudio estaba asustado, pues creía que a él también lo matarían. Pero los pretorianos y las cohortes urbanas apoyaron su sucesión. Al senado, estuviera o no de acuerdo, no le quedó más remedio que aceptar su nombramiento. Y Claudio, el 'aborto', la 'caricatura de hombre' -como lo llamó su propia madre-, se convirtió en nuevo emperador de Roma.

Pero Claudio no solo llegó al trono, sino que además gobernó más tiempo del esperado. Cuando fue nombrado emperador ya contaba 50 años, de modo que era lógico pensar que el nuevo emperador no duraría demasiado. Y quizá fue ése el motivo de su elección. Pero lo cierto es que Claudio reinó con más luces que sombras desde el año 41 hasta su muerte en el año 54. Y eso que no parecía destinado a gobernar.

Claudio, nombrado emperador (Jean Paul Sinibaldi).

Nuestro protagonista no estaba demasiado convencido de que el sistema monárquico -al fin y al cabo un emperador era como un rey- fuese la mejor opción para Roma. Claudio había vivido muy de cerca los años de matanzas de Calígula. Demasiado. Y además su padre ya había mostrado su deseo de restituir la República. Por eso desde el principio el gobierno de Claudio se dirigió a restablecer la paz, el orden y la justicia.

El nuevo emperador también destacó por su humildad. El princeps honró públicamente a sus antepasados, pero en cuanto a él, según cuenta Séneca, 'fue parco y sencillo'. Lo demuestra su decisión de no adoptar el nombre de Imperator. Y además, según Suetonio, no quiso 'honores excesivos y celebró las bodas de su hija y el nacimiento de su nieto sin alboroto, con una simple ceremonia familiar'.


Una política al servicio del pueblo romano


Claudio también llevó a cabo políticas que beneficiaron a los más desfavorecidos.

  • Por ejemplo, emitió un edicto que condenaba a los amos que desatendían a los esclavos enfermos como si de un homicidio se tratase en caso de que muriesen. Y si los esclavos se curaban, los amos perdían la propiedad sobre ellos. 
  • El emperador también retomó un proyecto de Julio César para poner fin al problema del abastecimiento de trigo. Y es que entre los meses de octubre y marzo era complicado llevar el cereal desde Egipto hasta Roma. Para arreglarlo, Claudio mandó crear un puerto en Ostia.
  • Para garantizar el abastecimiento de agua construyó un acueducto que se llamó Aqua Claudia. Además terminó el Anio Novus que había comenzado a construir Calígula.

Puerto de Claudio visto desde el aire.

Acabar con la especulación inmobiliaria fue otro de los objetivos de Claudio. En Roma se producían malas prácticas con las que algunos se enriquecían. Lo que hacían era comprar propiedades con edificios en ruinas. Después los demolían, los limpiaban y los vendían a un precio muy superior al pagado por la compra. Para evitar esto, Claudio prohibió la destrucción de edificios en Roma y en las provincias de Italia.

Pero su decisión más innovadora fue la de conceder a los galos el derecho de acceso a cargos públicos. Claudio sustituyó así a senadores viejos por otros que él mismo eligió entre las clases dirigentes provinciales.


Claudio, conquistador de Britania


En lo militar, Claudio también fue un buen emperador. Durante su reinado Roma no solo se anexionó las provincias de Tracia, Nórico, Panfilia, Licia y Judea, sino que además se fortalecieron las fronteras germanas. Pero la conquista más importante de Claudio, la que lo llenó de prestigio, fue la conquista de Britania.

Porque Claudio sabía que necesitaba una gran conquista militar. Como hemos dicho, su familia siempre lo había ridiculizado. La guardia pretoriana lo había elegido emperador, quizá, para poder manipularlo con facilidad. De modo que la imagen de Claudio era la de un ser débil, temeroso. Pero el emperador no tenía un pelo de tonto y sabía que necesitaba hacerse respetar. ¿Y qué mejor manera de lograr prestigio que consiguiendo lo que ni el mismísimo Julio César había logrado?

Britanos contra romanos durante la conquista de Britania (Peter Dennis).

Julio César, Augusto y Calígula habían deseado conquistar Britania antes que Claudio. César, el arquitecto del Imperio, llevó a cabo dos expediciones en los años 55 a. C. y 56 a. C. Pero solo consiguió establecer algunas relaciones clientelares con los britanos. Por su parte, Augusto también había planeado conquistar britania, pero sus planes se vieron truncados por conflictos civiles. Y Calígula también había fracasado en el año 39. Pero Claudio -el 'aborto de la naturaleza' y 'la caricatura de hombre'- triunfó donde otros fracasaron.

Britania se convierte en nueva provincia romana


Britania fue su prioridad en política exterior desde el año 43. Además de tratarse de un territorio que se le había resistido a Roma, la isla también era interesante por su riqueza en recursos naturales. Así que el emperador puso al antiguo gobernador de Panonia, Aulo Plaucio, al mando de cuatro legiones. Los romanos desembarcaron en la isla e iniciaron su ofensiva contra Carataco, el rey de los catuvelaunos. Tras la victoria romana en la batalla del río Medway, que duró dos días, los britanos se retiraron a la desembocadura del Támesis.

El emperador preparó tropas auxiliares equipadas con elefantes y marchó a Britania con pretorianos y parte de la legión VIII. Solo estuvo allí dieciséis días, pero fue tiempo suficiente. Es posible que Plaucio se lo hubiese dejado todo preparado para la ofensiva final. Pero sea como fuere, Claudio tomó el mando de las legiones que tenía junto al Támesis y derrotó a las tribus britanas que estaban junto a Camulodunum (actual Colchester).

La X Legión de César desembarcando en Britania (Peter Connolly).

La victoria le valió a Claudio el título de Británico, que solo aceptó para su hijo, y la celebración de un gran triunfo. A partir de entonces Britania se convirtió en nueva provincia romana.


Las mujeres, el punto débil de Claudio


Dicen los historiadores que el punto débil del gobierno de Claudio fueron sus mujeres. Tienen motivos para afirmarlo. Mesalina fue la tercera mujer de nuestro protagonista y la primera tras ser Claudio nombrado emperador. De hecho ya estaba casado con ella cuando la guardia pretoriana lo eligió para gobernar Roma.

Pero Claudio no tuvo suerte con Mesalina. Como comenté en otro artículo sobre Valeria Mesalina, la emperatriz era promiscua, ambiciosa y de conducta psicopática. Hizo y deshizo a su antojo hasta que la ambición la desbordó. Aún casada con Claudio, Mesalina contrajo nupcias con Cayo Silio, un patricio que llegó a ser cónsul. La emperatriz consumó su casamiento de manera pública, con descaro, sin disimular y con testigos. La idea era que Cayo Silio sustituyera a Claudio en el trono imperial, así que al emperador no le quedó más remedio que eliminar a su mujer y a todos los que habían participado de la conspiración.

La muerte de Claudio


El emperador tuvo todavía peor suerte con su siguiente esposa. Meses después de la muerte de Mesalina, Claudio se casó con su sobrina Agripina. La nueva emperatriz puso a su esposo en una tesitura complicada, pues quería que Claudio adoptase a Nerón -hijo de Agripina pero no de Claudio- como heredero. Aunque el auténtico hijo del princeps era Británico, al final Agripina se salió con la suya y el emperador adoptó a Nerón en el año 50.

Agripina se pasó de la raya y sus crímenes llegaron a oídos del emperador. Pero esta emperatriz demostró ser más rápida y taimada que la anterior. Para evitar que Claudio la castigase, se anticipó y mató al emperador con la ayuda de Locusta, una famosa envenenadora. Claudio ingirió un plato con mezcla de setas comestibles y venenosas, y murió en el 54 a la edad de 64 años. Tal y como había deseado Agripina, Nerón se convirtió en nuevo emperador de Roma.

Agripina la Menor.

Así acabaron el gobierno y la vida de Claudio, que fue deificado por Nerón y por el senado. Terminaba el tiempo de un personaje diferente, de un gran emperador. Porque Claudio se había sobrepuesto a las críticas, a las mofas, al desprecio. Y había demostrado que la cultura es más importante que las apariencias. No solo benefició al pueblo con sus políticas, sino que logró la conquista de Britania. A pesar de todo, a pesar de las críticas, sorprendió a propios extraños. Pero el aspecto más negativo de su gestión, sus mujeres, acabaron con él.

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